Charles Barkley denuncia la presión social de la comunidad negra para seguir en la delincuencia

Las declaraciones de Charles Barkley sobre «el oscuro y sucio secreto de la comunidad negra» han puesto el dedo en la llaga.

El pasado lunes Barkley afirmó en una entrevista en una radio de Filadelfia que uno de los grandes problemas de esa comunidad en Norteamérica es la constante acusación dirigida a aquellas personas negras que no aceptan vivir en la marginalidad: «no eres suficientemente negro».

Sus comentarios se vieron motivados por una polémica en la que se ha visto envuelto el jugador negro de fútbol americano Russell Wilson, a quienes sus compañeros acusaron en privado de «comportarse como un blanco».

Barkley vio en este comentario un síntoma del «lavado de cerebro» que sufre la comunidad negra norteamericana. «Cuando un niño negro es inteligente y le va bien en el colegio» es rechazado por su entorno. Por el contrario, los comportamientos ligados a la criminalidad son vistos como «crédito de calle», es decir, como un signo de que se está siendo «un buen negro».

La expresión que más ha llamado la atención de esta entrevista es la asimilación de la comunidad negra a un «cubo de cangrejos», donde los que están abajo intentan impedir que los cangrejos que están a punto de salir puedan hacerlo.

El problema que Barkley ha sacado a la luz no es nuevo. Razones históricas de sobra conocidas relegaron a la comunidad negra norteamericana a vivir en ambientes marginales, arrojando a sus miembros a actividades delictivas como el único medio de salir adelante. Y se sabe que los miembros de un grupo social marginado retroalimentan esa marginalidad como un signo de pertenencia al grupo. Si quienes han tenido éxito históricamente son los blancos, los de fuera, un miembro de la comunidad negra que intente tener éxito en los estudios o en el entorno laboral será visto, de manera más o menos consciente, como «menos negro».

Sin embargo, las denuncias de Barkley no son gratuitas y revelan un problema acuciante. Nadie quiere verse rechazado por su entorno más inmediato y mucho menos en la infancia. Pero evitar ese rechazo está teniendo un precio muy alto para las personas negras en Norteamérica.

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